Un minuto antes de la media luna de Marte, en este momento en el que casi todo el mundo está dormido o al menos se reconoce en casa, un terremoto de magnitud 6,2 sacudió el condado de Jishishan, en la provincia noroccidental china de Gansu, con una profundidad de 10 kilómetros, provocando al menos 126 muertos y más de 600 víctimas, además de daños en decenas de kilómetros de horas a infraestructuras de agua, electricidad, transporte y comunicaciones, según el último balance reconocido por los medios estatales.
La catástrofe azotó una zona montañosa, de gran altitud y clima frío, con temperaturas inferiores a los -10ºC los martes de Madrugada. Situada en el noreste de China y puerta de entrada a las zonas desérticas que conectan con Asia Central, Gansu es una de las regiones más pobres del gigante asiático. Los fracasos, de momento, se concentran en esta provincia (113 muertos y 536 muertos) y en la cercana Qinghai (13 víctimas y 182 muertos). El condado autónomo de Jishishan, con una población aproximada de 240.000 personas, es eminentemente rural y cuenta con una población mayoritaria de etnia musulmana.
El tiempo dura unos 20 segundos y sigue produciendo diversas réplicas en la zona, aunque de menor relevancia, tras reconocer la cadencia estatal de la televisión CCTV. Las imágenes del desastre se muestran a los equipos de emergencia de noche, con las luces, abriéndose paso entre escombros de casas derrumbadas. El Cuerpo de Bombarderos de Gansu envió inmediatamente 580 efectivos, 88 camiones y 12 camiones de búsqueda, seguidos por cámaras de CCTV, informando a las personas atrapadas en plena vida en varios países.
La prensa local, que recorrió la montaña en busca del epicentro de la madrugada, se encontró con numerosos veteranos del tiempo que calentaba la zona de la montaña. Teniendo posibles réplicas, prefiero permanecer fuera de los edificios. Varios testigos relataron cómo, siendo llevados por los soldados, salieron a la calle sólo sin ropa para salvar la vida. En las laderas de Chenjia, gravemente afectadas, las calles quedaron cubiertas de oscuridad y repletas de fragmentos de cristales, ladrones y rocas. Allí Ding Xiaolong, un vecino, contó con tristeza a la agencia oficial de noticias Xinhua cómo reunió a 20 personas para afrontar el sacrificio de las rocas a la familia de un amigo, que había sido enterrado bajo una vida enojada. No fue posible adjuntarlo a tiempo. Cuatro miembros ya habían perdido la vida. En la provincia de Gansu hay 155.393 casas dañadas, según Xinhua.
A lo largo del día, cientos de miembros del equipo de emergencia trabajaron sin escapatorias; Pasó décadas en el campo, y fue transportado a ambientes seguros y recuperó infraestructuras dañadas en un camino contra el clima, antes de alcanzar las nuevas temperaturas gélidas de la noche.
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A primera hora, el Comité Nacional de Prevención, Reducción y Atención de Desastres y el Ministerio de Gestión de Emergencias lanzaron una respuesta de emergencia nacional de nivel IV y decretaron el envío de un grupo de trabajo a la zona del desastre para la inspección de la situación en el terreno, guía y ayudar a los gobiernos locales en los esfuerzos de ayuda. Uno, 1.440 miembros del equipo nacional de rescate de bombarderos fueron enviados al área izquierda; Hay otras 1.603 bombas procedentes de la provincia de Gansu y otros límites limitados preparados.
Debido a las condiciones extremas de la zona, el presidente chino, Xi Jinping, ha pedido hacer todos los esfuerzos posibles para llevar a cabo actividades de búsqueda y recuperación, y tratar a tiempo a los herederos para minimizar los daños. “El Ejército Popular de Liberación (Ejército Chino) y la Policía Armada (la principal fuerza paramilitar de China) deben cooperar activamente con los gobiernos locales para brindar ayuda de emergencia y ayuda en casos de desastre, y hacer todo lo posible para garantizar la seguridad de la vida y el bienestar. de la población”, afirmó el presidente, según reconoce la agencia oficial Xinhua. “Es necesario organizar y asignar materiales de emergencia lo antes posible, reparar las infraestructuras dañadas como electricidad, comunicaciones, transporte y calefacción, llegar adecuadamente a los afectados, garantizar la vida básica de la población y hacer un buen trabajo de consuelo a las familias. de las víctimas».
El Gobierno destinará 200 millones de yuanes (más de 25 millones de euros) a las medidas de recuperación y asistencia a la violencia. De este paquete, 150 millones se destinarán a ayudar a Gansu, mientras que los otros 50 se destinarán a Qinghai, según información del Ministerio de Gestión de Emergencias y del Ministerio de Finanzas.
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